
Tengo un hermano mayor. Es mi único hermano. Vivimos juntos unos 20 años y fuimos criados por una mamá viuda y una nana; algunas personas pensarán que se trataba de un matriarcado, pero la verdad es que se marcaron siempre los roles de género propios del sistema patriarcal, donde muchas veces mi hermano salía beneficiado. Otras no, ya que él era la minoría.
Con el tiempo, mi hermano se fue de la ciudad, se casó, y vivió en el extranjero. Desde el año pasado, estamos los dos viviendo en la misma ciudad, y he tenido que aceptar una verdad: mi hermano es machista; y de una especie que realmente me molesta: un machista pasivo. No es violento, jamás ha agredido a una mujer (de manera evidente, al menos). No habla de las mujeres como si fuéramos cosas. Es respetuoso, ya que es más bien conservador. Y es papá. Está casado con una mujer fuerte y profesional, y juntos tienen un niño y una niña con nuestra misma diferencia de edad: 3 años.
Un día me dijo que no podía retar a su hija de la misma manera en que reta a su hijo, porque las niñas son más delicadas. Todxs en mi familia estamos consientes de que su hijo es más sensible que su hija, pero mi hermano es el único que prefiere mantenerse sin reconocer dicha realidad.
¿Dije que mi hermano jamás había agredido a una mujer? Pues mentí. Me agredió a mí, verbalmente y frente a mis sobrinxs, por demostrarle que estaba haciendo comentarios sexistas. Esto pasó en un auto, mientras mi cuñada manejaba, él iba de copiloto, y yo iba atrás entre lxs niñxs. La discusión partió siendo muy de adultos, argumentando y contra-argumentando de manera respetuosa. Pero pronto sus palabras se basaban cada vez más en la biología, y recalcaban que actualmente no hay ninguna necesidad de cambiar los roles de género, y como además mi cuñada estaba de acuerdo conmigo, hubo un momento en que mi hermano no pudo más, y me gritó que el feminismo era una estupidez, que las feministas éramos como esa gente que cree que la tierra es plana, y que él no iba a permitir que yo hablara tonteras frente a sus hijxs. Fue más ofensivo de lo que escribo acá, pero con eso basta para hacerse una idea.
Cuando eso pasó, hace varios meses ya, yo no quise que nos volviéramos a ver por un tiempo. No podía dejar pasar esta agresión, que sentía afectaba a todas las mujeres de mi entorno. De a poco, empecé a darme cuenta que tenía que trabajar este tema, porque una no elige a su familia y yo, viniendo de una tan pequeña, podía hacer un esfuerzo.
Para aceptar a mi hermano y no considerarlo mi enemigo, he tenido que hacer un ejercicio de amor: entender que él también es víctima del patriarcado. De alguna manera, se le enseñó que él era más fuerte que yo y el resto de las mujeres, y que él puede ser más agresivo con mi sobrino que con mi sobrina. Su machismo está contenido en el respeto que tiene por las mujeres, propio de su perfil conservador –basado en la creencia sexista de que somos más débiles que los hombres-, pero que paradojalmente le permite sentirse con el derecho a no colaborar en su propia casa, dejando que mi cuñada se encargue todo, sin reconocer esta doble labor. De esta manera, lo que más me preocupa es su facilidad para subestimarnos y subordinarnos –sin duda, otra forma de violencia-, y que le traspase esas ideas tanto a mi sobrina, como a mi sobrino.
Parte de mí cree que yo debería educarlo. Pero me doy cuenta de que cada uno debe hacer su camino. Menos mal nuestra sociedad está cambiando y los hombres cisgénero y heteronormados están cada vez más buenos para preguntar. Y cuando él quiera, yo voy a estar ahí para responderle.
Instagram: @lapilars
Periodista e ilustradora