Desde hace 12 años que la costa valdiviana ha presentado problemas con el suministro del agua. El recurso proviene de la parte alta de la cordillera de la costa, desde su interior emergen esteros que llegan hasta el mar. Estos son de recarga superficial por efecto de las lluvias, por lo que tienden a disminuir en verano. Producto del cambio climático la costa valdiviana queda con un 35-40% de déficit de lluvia en un año.
Lo anterior, se relaciona al impacto que genera en el territorio la gran masa de plantaciones forestales, fundamentalmente eucaliptos, que absorben mucha agua y se encuentran cerca de cuencas hidrográficas y esteros.
También, existen problemas técnicos a los cuales se han visto enfrentados los comités de agua, relacionados con los arranques. La red que abastece al Comité de Agua Potable Rural (APR) Niebla-Los Molinos -por ejemplo- fue diseñada para 600 arranques de agua y actualmente las máquinas trabajan con cerca de 2.000 arranques, es decir, se han triplicado su capacidad técnica.
Además, las reservas de agua de los acuíferos son bajas y vulnerables a la contaminación. Esta zona está constituida principalmente de roca metamórfica, lo que se conoce comúnmente como piedra laja. Las pequeñas reservas de agua están distribuidas y se conectan por medio de fracturas entre estas piedras: no existe una gran reserva de agua para alimentar a toda la comunidad, sino que está distribuida bajo la cordillera.
Debido a la pendiente corta presente en la cordillera de la costa, el agua lluvia llega rápidamente al mar; antes esta agua era retenida por el suelo del bosque, pero actualmente esto no sucede, ya que la degradación del bosque no permite que el agua de lluvia sea retenida por el suelo para infiltrar lentamente hacia los acuíferos. A pesar de que cada año se registran aumentos de población en la Costa valdiviana, se registra que los caudales y cuenca hidrográfica bajan.
Si se mantienen los déficits de aguas lluvias por el efecto climático, no se disminuye la masa forestal y sigue creciendo la población, este problema se volvería más grave en el largo plazo. Y desde hace un año los vecinos denuncian una problemática más, sumándose a las ya mencionadas: nuevos proyectos inmobiliarios en el territorio.
Los acuíferos no dan abasto
La construcción de inmobiliaria opera removiendo una capa de suelo y dejando una capa muy delgada, y aunque la infiltración de agua se hace más directa, arrastra todos los contaminantes. Esto provocó que durante el invierno el agua potable de la comunidad se contaminara, además de deslizamientos en masa debido a la tala del bosque en la parte alta de la cordillera, donde se ubican los proyectos inmobiliarios.


Belén, quién vive en el sector de Punta Brava en Los Molinos y pertenece a las Unidades de Protección Territorial, cuenta que “primero abrieron Cutipay alto, por un camino que recorre la Cordillera de la Costa uniendo Niebla con San Ignacio. Acto seguido continuaron en Los Molinos Altos por el mismo camino, en ambos proyectos son más de 20 hectáreas por predio”. Ambas inmobiliarias pertenecen al mismo dueño, pero operan con nombres diferentes. En Cutipay alto inició las obras “Agrícola Curiñanco”, y en los molinos alto se llaman “Inmobiliaria Pilolcura”.
En agosto del 2019 se informa al Comité de Agua de Centinilla sobre ventas de parcelas en el mismo sector de la toma de agua. En noviembre esta información fue rectificada con videos, poniendo en evidencia las intervenciones de las inmobiliarias. “En la zona de Cutipay Alto -que es antes de llegar a Niebla- arrasaron con cerca de 24 o 25 hectáreas de vegetación de distinta naturaleza. Si bien no toda es nativa, es grave porque deforestaron donde se acumulan los acuíferos subterráneos desde donde sale el agua de nuestros esteros que alimentan a toda la comunidad”, comentó Patricio Alarcón quién vive en Centinilla, un lugar en la costa de Valdivia, es parte del Consejo de Desarrollo de la Costa y del Comité de Agua Potable Rural del sector.“

A inicios del verano abrieron terreno en Los Molinos Altos. Esa zona presenta un tipo de bosque joven por el cual pasan muchos esteros que fueron rellenados y que son la afluente que alimenta el agua para el consumo tanto en Niebla como en Los Molinos. Primero el agua se puso sucia y turbia, y por ahí varias vecinas y vecinos empezamos a tomar el rol de fiscalizadores de lo que estaba pasando”. Continúa Belén.
Desde marzo de este año se empezó a notar contaminación en el agua hacia el lado Este de la Cordillera de la Costa en el sector de Tres Espinos, Aguas del Obispo y Pino Huacho; venía muy contaminada por los trabajos de la inmobiliaria en la parte alta de la cordillera, afectando todos los cauces. Desde entonces el APR Niebla-Los Molinos empezó a elaborar un informe que sería la base científica para hacer las denuncias correspondientes.
El principal problema es que el lugar donde se pretende construir no tiene redes de agua potable ni alcantarillado. Los terrenos que están en la parta alta de la costa fueron promocionados con la instalación de un pozo profundo para cada vivienda. 150 parcelas significan 150 pozos sacando agua del mismo acuífero que alimenta a los APR y esteros, y estos no dan abasto. Por ende, se solicitó a la Dirección General de Aguas zona de restricción y/o prohibición del agua subterránea a través de pozos profundos de la inmobiliaria, exponiendo que se cae en la ilegalidad al hacer subdivisión del terreno rural -que legalmente debería mantener el uso agrícola, forestal o ganadero- para construir viviendas.
Flavia Velásquez Ruiz es integrante del Equipo técnico del APR Niebla y Los Molinos, quien trabajó elaborando el informe científico para esta denuncia, explica que al momento de hacer una petición de aguas subterráneas a través de pozo de captación la ley establece 200 metros para este uso, que no afecte a terceros. Sin embargo, esto no se puede aplicar en la cordillera de la costa: los acuíferos están conectados por medio de fracturas entre las piedras, más allá de los 200 metros que determina la ley se mantienen las conexiones y los pozos al hacer succión crean un efecto similar al de “tomar granizado con una bombilla”, succionando toda el agua subterránea.
Distintas organizaciones se unen e interponen un recurso de protección contra organismos públicos por permitir a las inmobiliarias el inicio de obras, lo que resulta en la paralización por 15 días de 4 obras por medio de una Orden de No Innovar durante junio.
De forma paralela, en junio se presenta una petición de zona de restricción de extracción de aguas subterráneas a la Dirección General de Aguas, la cual fue acogida e ingresada a evaluación. Hasta la fecha no hay resolución. Sin embargo, junto con esta petición se denuncia la alteración de cursos de agua superficiales y 4 inmobiliarias resultan multadas durante septiembre. En la medida en que más organizaciones se incorporaron para denunciar ante diferentes servicios e instituciones, y se hace evidente la presión social, se logran concretar acciones.
Finalmente, el pasado 20 de julio la Superintendencia de Medio Ambiente acogió la solicitud ingresada el 8 de junio del 2020 por el APR Niebla-Los Molinos, el APR San Ignacio y el Consejo de Desarrollo de la Costa, cuatro de los proyectos inmobiliarios se vieron obligados a detener sus obras indefinidamente, ya que serán ingresados al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental para determinar si reúnen las condiciones ambientales para continuar la ejecución de sus obras. Sin embargo, se estima que hay entre 13 y 14 proyectos inmobiliarios planificados para la cima de la cordillera de la costa.
A pesar de lo anterior, los vecinos están pensando en hacer un segundo recurso de protección ya que el empresario Emilio Pino seguiría trabajando de noche, desacatando la orden judicial.
Los y las vecinas de la costa valdiviana aseguran no estar en contra del desarrollo, pero las empresas inmobiliarias no han tenido consciencia de las condiciones del sector y las posibilidades que presenta para construir, lamentablemente, amparados por la falta de leyes ambientales. En este escenario, la presión social será la clave, así como también lo fue el 2014 ante el megaproyecto Parque Eólico Pililín, el movimiento No al Ducto en Mehuín o el movimiento de acción por los cisnes durante el desastre ecológico en 2004, producido por la descarga de material de Celulosa Arauco.