Ya es costumbre levantarse a algún desastre que este quedando en alguna parte del país, duelen harto las cosas que están pasando y dan rabia. No es que sean situaciones nuevas, pero hoy en día es de mucho más rápido acceso enterarse de las cosas.
Hace unas semanas el Ministerio de Salud publicó una campaña para fomentar el uso del PrEP, el cual es un tratamiento de prevención del riesgo de infección del VIH. Dicha campaña anunciaba que el tratamiento estaba enfocado a «grupos de personas con mayor riesgo de exposición al VIH”, indicando que estos grupos de riesgos serían trabajadores sexuales, personas trans y hombres que tienen sexo con hombres.
Francamente, si ahora tuviera al Ministro Mañalich frente a mí, no sabría por dónde partir. Es insólito, grave, indignante. Partamos por dejar en claro algo básico: en ITS’s las conductas son las riesgosas, no las personas. No importa quienes son lo involucrados en el acto sexual, no importa si son cisgénero o trans, no importa si son gays, lesbianas heteros u otros. Si son hombres o mujeres. Lo único que importa acá es si se utiliza o no preservativo.
Y reitero, me refiero exclusivamente al acto sexual, porque existen más maneras de contraer VIH. Pero me imagino – y espero – que en esta hipotética conversación con el ministro no sea necesario hilar tan fino.
No importa quienes son lo involucrados en el acto sexual, no importa si son cisgénero o trans, no importa si son gays, lesbianas heteros u otros. Si son hombres o mujeres. Lo único que importa acá es si se utiliza o no preservativo.
También le diría al Ministro que, puedo entender que en el imaginario colectivo por donde se mueve, exista una estigmatización que haga relación entre el VIH y la homosexualidad. Esta relación es la consecuencia de décadas de propaganda falsa por los años 70’s 80’s y 90’s. Lo mismo con las personas que se dedican al trabajo sexual. ¿Pero qué pito vienen a tocar las personas trans? Me encantaría saber qué pasó por las cabecitas de estas personas cuando incluyeron a personas trans, ni me lo imagino.
Efectivamente, hay gente que tiene estos estigmas super arraigados. Lo que no puedo comprender, ni podemos tolerar es que una campaña oficial del Gobierno los avale de esta forma. Es gravísimo ver cómo se desinforma enormemente al público, teniendo el descaro de discriminar de manera tan abierta desde las instituciones públicas.
Por cosas como estas y mucho más, Chile necesita educación sexual urgente. Partiendo por sus políticos y, de pasada, una clase de principios con fundamentos laicos no les haría nada de mal.
Antonia Medina F.
Presidenta de Valdiversa